EL CANDIDATO DE LOS SUEÑOS DE OPIO


febrero  2014
OPIO 1
Amazonas tiene en Gilmer Horna Corrales a un hijo pródigo que pretende ser presidente regional para devolver todo lo que su tierra le dio. Un impresionante imperio de múltiples empresas y casi mil personas lo respalda. Su destacada labor social y una conmovedora historia de éxito lo convierten en un candidato de lujo para la región. Sin embargo, doce órdenes de captura en su contra por tráfico ilícito de drogas –que se encuentran ocultas en los archivos del Poder Judicial– lo desnudan y revelan otra modalidad de narcotráfico en nuestro país: la comercialización de heroína y morfina.
ESCRIBE UNIDAD DE INVESTIGACIÓN
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Gilmer Horna Corrales, dueño de la popular cadena de pollerías El Corralito, es el candi­dato con más fuerza para ganar las elecciones regionales en Amazonas; pero, a su vez, ten­dría serias vinculaciones con el narcotráfico. Doce procesos por tráfico ilícito de drogas –con la misma cantidad de órdenes de captura en su contra– se encuentran repartidos en diferentes juzgados de Lambayeque, Trujillo y Amazonas. Estos procesos no aparecen en el sistema elec­trónico de la Fiscalía y hasta parecen perdidos entre los ar­chivos ocultos del olvido, pues sorprendentemente nunca fueron comunicados a la Procuradu­ría especializada en estos delitos.
En esas regiones, precisamente, Hor­na Corrales posee otra de sus empresas, llamada GH Bus, dedicada al transporte interprovincial con un servicio exclusivo que se inició en el 2006 con la ruta Chi­clayo-Tarapoto y que se fue extendiendo hacia Cajamarca, Bagua, Moyobamba, etc. Ofrece un servicio ejecutivo o pre­mium, con una importante, moderna y exclusiva flota para un mercado que históricamente no contaba con servicio VIP por tratarse de zonas predominan­temente rurales.
El administrador de GH Bus era, hasta hace poco, el exsacerdote Wi­lliam Sifuentes Zavaleta, de 32 años de edad. Según la nota informativa de la DIVANDRO (División Antidrogas) N.° 332, Sifuentes fue capturado el 27 de noviembre de 2012 en la ciudad Pedro Ruiz Gallo con dos kilos de morfina bruta. La Policía lo venía investi­gando durante meses. En ese mismo documento se deta­lla la manera como las autoridades infiltraron a un agente que fungía de comprador interesado en la mercancía que Sifuentes Zavaleta había ofrecido: morfina y 30 litros de látex de opio. Al momento de cerrar la transacción, le ex­plicó que el opio “no había llegado” y pidió diez mil soles solo por la morfina.
Luego de la intervención policial y el apresamiento de Sifuentes, la fiscalía solicitó 15 años de prisión para él y sus cómplices. Sin embargo, ya en el proceso, el comandante Iván Viera Barnuevo, testigo clave de este caso por haber sido jefe de la DIVINCRI-DIVANDRO y quien dirigió el operativo, no se presentó a dar su testimonio. Finalmente, el 17 de enero del presente año Sifuentes fue condenado a ocho años de prisión. Fue recluido en el Centro Penitenciario de Huancas y obligado a pagar una reparación civil de 5 mil soles de manera solidaria con su socio Daniel Piérola Novoa.
Un dato muy importante a tener en cuenta es que, se­gún una fuente que prefiere el anonimato por cuestiones de seguridad, “en más de una oportunidad se ha encontra­do droga en los buses de Gilmer Hor­na”. Este dato lo pudimos comprobar con facilidad, pues en marzo de 2013 personal de la División Antidrogas de Chiclayo y de la Policía de Carreteras decomisó 11 kilos de pasta básica de cocaína que eran transportados en un bus de la empresa GH Bus, a la altura del peaje Mocce de la ciudad de Lam­bayeque.
“Fuentes policiales detallaron que la droga iba embalada en dos cajas de madera, así como en la bodega y en la parrilla del vehículo de placa B5B-958 (propiedad de la empresa GH Bus), conducido por Tulio López. Además, se logró conocer que la mercadería se dirigía desde Tarapoto con destino a la ciudad de Trujillo. La pasta básica de cocaína incau­tada está valorada en 30 mil nuevos soles, según fuentes policiales”, informó Radio Programas del Perú en aquella oportunidad.
Plaza de Chachapoyas, Amazonas
Plaza de Chachapoyas, Amazonas
AMAZONAS, DROGA Y POLÍTICA
El seguimiento, captura y condena del administrador de GH Bus, William Sifuentes, nos obliga a observar con ma­yor atención una vertiente del narcotráfico poco difundida en la actualidad: la comercialización de morfina y heroína. Estas drogas son derivadas de la amapola, su consumo se localiza principalmente en Asia y Europa y pueden llegar a costar 10 veces más que la cocaína. En la segunda parte de este reportaje, que aparecerá en nuestra siguiente edición, profundizaremos sobre este tipo de tráfico de drogas, su comercialización y su preocupante expansión.
No obstante, vamos adelantando que en nuestro país los sembríos de amapola están aumentando considerablemen­te, y en zonas como Cajamarca y Amazonas muchos coca­leros están sembrándola en paralelo. Algunos incluso mi­graron exclusivamente hacia esta planta. Las razones son, principalmente, su mayor rentabilidad y los pocos insumos químicos que se requieren para su producción como es­tupefaciente. La heroína y la morfina son, además, drogas mucho más adictivas, destructivas y altamente letales.
Las regiones Lambayeque, Cajamarca y Amazonas son las de mayor producción del látex que se extrae de la ama­pola y que produce la morfina y la heroína. De ahí salen por Piura hacia el Ecuador, donde terminan exportándose ilegalmente al resto del mundo. La ruta está trazada, enton­ces, pero con toda la atención puesta en la cocaína se están olvidando de los avances de esta creciente “narcomodali­dad”, cuyos tentáculos ya llegaron a las altas esferas de la política regional.
En diciembre de 2009, agentes de la Dirección Antidro­gas (DIRANDRO) de la Policía Nacional del Perú hallaron ocho hectáreas de cultivos de amapola en el caserío de La Libertad, distrito de Bagua Grande (Amazonas). La sorpre­sa de los agentes fue mayor cuando se enteraron de que el propietario de la ilegal plantación era ni más ni menos que el teniente alcalde del mencionado caserío, Simión Banda Delgado. Casos similares, donde los políticos se encuen­tran involucrados con el narcotráfico, se están presentando en diferentes poblados del norte del país.
SENTIMIENTO AMAZONENSE
La oficialización de la candidatura al Gobierno Regional de Gilmer Horna, con su movimiento político denominado Sentimiento Amazonense, a mediados de febrero, despertó particular entusiasmo en toda la región. Tal vez porque a sus 49 años de edad Horna se enorgullece de ser el protago­nista de una historia de sacrificio, un caso de éxito soñado: el sueño del migrante provinciano. Definitivamente, Horna no nació en cuna de oro. Su familia era muy humilde y, como la tragedia se empecina a veces con los pobres, su padre murió siendo él aún un niño. Es así que tuvo que dejar el colegio por dedicarse a trabajar en la chacra para mantener a sus otros seis hermanos. Esta historia de lucha se vería ensombrecida años más tarde.
El Corralito
El Corralito – Foto: Marita Samanez
Una vez en Lima, a la par que terminaba tardíamente su secundaria, se dedicaba a lavar platos en una pollería. Luego fue ascendido a ensaladero y después a mozo, para posteriormente dedicarse a vender verduras en la calle. La escalada que vino luego es más que sorprendente: un mi­nimarket, una pollería El Corralito –la primera de una ca­dena de casi 30 locales repartidos por todo Lima y uno en Chachapoyas–, una empresa denominada Agropecuario GLD, una empresa de transportes llamada GH Bus (sus ini­ciales), la institución educativa bilingüe “Divino Salvador” y, en total, un imperio con cerca de un millar de personas a su cargo. Todo sin una preparación académica sólida.
Bajo la filosofía de “devolverle a la vida lo mucho que ella le ha dado”, Horna realiza múltiples labores sociales, participa en diferentes campañas regalando juguetes y ro­pas y hace importantes donativos en todo Amazonas para promocionar de esta manera su “experiencia empresarial en el desarrollo de la región”. Con estos pergaminos, este hijo de Luya (Amazonas) pretende llegar al poder basado en su extraordinaria trayectoria y “ejemplo de vida”, como pregona en su cuenta de Facebook.
OPIO-SE BUSCA
Sin embargo, Horna no ha explicado nada acerca de sus no menos sorprendentes doce procesos por tráfico de dro­gas. Tampoco de las doce órdenes de captura que en algún momento pesaron en su contra debido a dichos procesos y que ahora son parte de un extraño ocultamiento de in­formación que, sin duda, lo beneficia (ver recuadro). Tam­poco ha dicho nada a sus seguidores sobre la droga que se incautó (de acuerdo a nuestras fuentes, habría más casos de la misma empresa) en sus buses y mucho menos acerca de su administrador, William Sifuentes, que ahora pugna prisión por traficar morfina y opio.
Hemos intentado por todos los medios comunicarnos con el empresario y candidato Gilmer Horna, llamando a todos los teléfonos que figuran en las diferentes empresas que le pertenecen. En todas nos dijeron que se encontraba de viaje, y hasta el momento no nos devuelven la llamada que nos prometieron. Tal vez no quiera hablar con esta re­vista, pero sí tiene mucho que explicar a sus potenciales vo­tantes, que lo ven como ejemplo de vida, y a sus paisanos, que lo admiran.

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